AGUACERO.
Borrascoso
cielo, presagio de tormenta
cobran las nubes un paso ligero,
matices de gris ocultan el cielo.
El viento azuza.
Se mecen los árboles en
rítmica danza,
gotas cargadas golpean
la tierra
centelleo brillante
desgarra las nubes,
sonidos misteriosos de
roncos tambores
rompen el silencio,
adormecen los trinos.
Revuelo de gotas y
hojas. Tormenta.
Croar de ranas
sedientas.
Cristales ligeros
golpean mi semblante,
viento encolerizado
enreda mi melena.
A campo abierto sobre
aquel puente
que carga recuerdos de
horas felices,
recibo esta bendición
de agua que besa el suelo,
trajeando mi cuerpo con
perlas
de aniquilados
cristales.
DESDE
EL MAR
Te
he visto entre dos luces.
¡Ha sido tan hermoso ver tu silueta ilusionada!
Saberme a lo lejos, buscada.
Verte solo y sentirme a
tu lado como ayer.
Hoy soñando con cada
amanecer
y mañana tal vez con mi
llegada,
viniendo del mar con mi
amor cargada,
para hacer de tus días
un lugar de horas felices.
O tal vez, me
encuentres liada entre dos olas,
a tu vera mi vuelo
detenga embelesada
y comience un nuevo
amor en la alborada.
EL
OTOÑO DE LA VIDA
Esta
vez no había tormentas en el cielo.
Nada que para el amor, fuera desvelo
todo estaba guardado allí, en nuestro lar.
Nuestro banco y aquel
árbol sin el mar,
aún silbaba el viento
entre las hojas
y el matiz del paisaje,
cargaba el cielo en sus alforjas
Solíamos llegar
temprano entonces
a mirar ese cielo que
sin nubes
traía el nuevo día a
nuestras vidas.
¡Llegamos hoy en pleno
otoño!
El árbol carga en su
copa caro sueño
mientras vivimos el
embeleso
que él acunó en el
primer beso
y lleva en sus ramas
las vivencias prometidas.
El también vive su
otoño
y nosotros hemos
cumplido nuestro sueño.
HOMBRE.
(Homenaje a la mujer)
Hoy
soy yo la que pide silencio
¡Quiero hablarte!
Ayer fue mi silencio, el bastión que orgulloso esgrimías
Hoy te pido silencio y
no me ensalzo,
me acerco a ti con el
corazón en mis manos.
Tómalo. ¡Te lo ofrezco
y no te juzgo!
Sé que aún persigues
mis silencios,
mas no quiero dejar de
ofrendarte con amor,
mi gozo y mi vuelo en
libertad.
Sé que aún hay mujeres
apagadas,
sus sueños por ti
hechos girones.
Igual siento que debo
dar mi primer paso
Y decirte:
¡Hombre escúchame! Soy
como tú,
una parte de ti vive en
mí,
de mí tú has venido a
la vida.
¡Escúchame! Pongo en
tus manos
este corazón que todo
lo perdona
y te recibo como amigo
y no como depredador.
¡No me calles ni me
hieras, no me mates!
Hoy es mi día, no me
alagues,
No me traigas regalos
ni hagas homenajes,
solo ofréceme el
derecho a ser libre como tú
¡Y no dejes que otra
más, falte a este día!
MI
SILENCIO
(Homenaje a la mujer)
No
es lo mismo tu orden impartida
cuando sabes que con ella me acorralas
y me lías a tus pies cual una esclava.
¡No es lo mismo tu
silencio para mí!
No. No lo es.
Es la muestra de lo que
ya no existe,
de aquello que por ser
mujer me oprime,
lo que de ti viene
cargado de egoísmo
a cerrar todas mis
porteras y a cortar mis alas.
No es lo mismo que tú
me pidas silencio. ¡No!
¡Porque yo soy mujer y
tengo miedo!
Y me humillo a tu vera,
infeliz y despojada
de todos mis sueños que
tu hombría me ha negado.
RAÍCES
(A quienes nos legaron la vida)
Su
mirada se pierde en busca del tiempo que se fue,
las sombras de la noche se amarran a su espalda
y en el velo de su
cabeza dejó la luna su plata.
En su tez escribió la
vida las historias de días idos
¿Quién seca su rostro
cuando la nostalgia llega?
¿Quién ha dejado a la
vera del destino su corazón herido?
¿Dónde fueron a parar
las caricias que esas manos dieron?
Solos. En un hogar para
ella y otros como ella. Solos.
Abandonados al destino
que nadie quiere.
Viendo como escapa la
vida y el final acecha
esperando el regreso
del hijo que acunó en su seno.
Alejados del mundo,
encerrados en jaulas humanas.
¡Allí están ellos!
Nuestras raíces. Nuestro primer vagido.
Solos. Abandonados al
azar como cosa sin valor.
Sin embargo cargan en
su corazón
la ternura y la
historia que nos pertenece
e impunemente nos
negamos a aceptar.
Nelli Edhit González Acosta.
Uruguay